Nunca se es demasiado bebé para empezar a jugar. De hecho, aún en el vientre de la madre, los bebés empiezan a explorar las sensaciones corporales en un “juego” táctil con sus manos, al tocar diferentes partes de su cuerpo.
Jugar es aprender de manera lúdica. Por ello, los niños de todas las edades aman jugar sin darse cuenta de que al hacerlo están forjando habilidades motoras, cognitivas, sensoriales y sociales que los equiparán para la vida.
Pero, ¿qué juegos y juguetes puedes proporcionarle a tu bebé el primer año de vida para apoyarlo en todos estos procesos? Consultamos con Diana Ramírez, terapeuta ocupacional pediátrica de la Universidad Nacional de Colombia, quien nos ofrece una guía muy valiosa de lo que puedes hacer con tu pequeño durante ese período.
“El juego para el bebé es una forma de explorar el mundo, una forma de aprender. El niño que juega bien, aprende bien. A nivel sensorial es útil el contacto con diferentes texturas y temperaturas; en el aspecto cognitivo, son recomendables todos los juegos que le permitan apreciar causa y efecto y en el ámbito social, sonreír, imitar e interactuar frente a frente con el bebé le brindará información valiosa para su desarrollo”; expresa la terapeuta.
Por ejemplo, ¿has oído a los nuevos padres decir con orgullo ¡hoy el bebé se descubrió los pies!”? Bueno, eso es literalmente lo que ocurre por medio de “juegos” en los que el bebé va descubriendo su cuerpo y el funcionamiento del mundo con gran regocijo.
Primeros meses
Recién salido de la barriga, el bebé empieza poco a poco a “desenrollarse” de esa postura fetal en que se mantuvo por nueve meses. Puedes aprovechar los momentos en que esté despierto para ayudarle a sentir su cuerpo, a través del masaje cariñoso y delicado o estirando suavemente sus extremidades, cambiándolo de posición y acunándolo.
Mientras va saliendo de las sensaciones intrauterinas que aún resuenan en él, puedes hablarle y cantarle para ir despertando su sentido del oído y de la orientación.
Los recién nacidos aún no tienen la capacidad de diferenciar muchos colores, así que si deseas acercarle algún juguete, es buena idea que sea en colores contrastantes como blanco, negro y rojo y con figuras simples.
Tres a seis meses
Después de pasar mucho tiempo comiendo y durmiendo, poco a poco tu bebé empieza a interesarse por el entorno y a “trabajar” para mantener su cabeza firme y para descubrir diferentes partes de su cuerpo.
A partir del tercer mes, empieza a abrirse más activamente a los estímulos y es entonces cuando puedes aprovechar las oportunidades del baño, el arrullo, el masaje o los paseos matinales para ofrecerle opciones de juego que le ayuden a descifrar el mundo.
Por ejemplo, en estos estados iniciales es importante jugar con la voz, pues, según nos explica la terapeuta Diana Ramírez, “el sentido del oído es uno de los que más rápido se desarrolla en los bebés”. Puedes cantarle una canción, o hablarle desde diferentes lugares para que poco a poco el bebé aprenda a determinar de dónde vienen los sonidos.
Los juguetes musicales aquí son de gran ayuda. Una cajita de música, un sonajero o algún peluche que emita algún sonido agradable serán estímulo suficiente para tu bebé.
Nuestra experta invitada nos explica que en esta fase tu bebé también empezará a llevarse las manos directamente a la boca, o al punto medio frente a los ojos para mirarlas antes de chuparlas. Aunque parezca un acto simple, es de suma importancia para la coordinación viso-motora.
Antiguamente, se acostumbra cubrir con mitones las manos de los bebés para protegerlos del frío y de que se rasguñaran, hoy día sabemos que esto limita su sentido del tacto por lo cual es recomendable que esta protección sólo se use en ambientes exteriores o de noche.
De vez en cuando se pueden poner cascabeles en las muñecas que le ayuden al bebé juguetón a descubrir sus manitos. Se puede hacer lo mismo con los pies, con ayuda de medias que tienen incorporado un pequeño sonajero.
Otra buena idea, después del baño, es aprovechar que su cuerpo está desnudo y puede tener una mayor percepción del sentido del tacto. Asegurándote de que la temperatura en la habitación es agradable, éste es el momento ideal para un pequeño masaje que le ayudará a tomar más conciencia corporal y puedes convertirlo en un juego mientras le hablas de cada parte de su cuerpo que estás tocando.
El bebé debe pasar todos los días un tiempo boca abajo para que pueda desarrollar los músculos de la espalda y el cuello, pero no a todos los pequeños les agrada esta posición. Para motivar a tu bebé, puedes ponerlo sobre un tapete con texturas o secciones que emiten diferentes sonidos.
Hacia el cuarto o quinto mes, incluso después dependiendo de cada caso, el bebé puede hacer giros y cambiar de estar sobre la barriga a quedar sobre la espalda. En estas etapas es importante proporcionar una suficiente cantidad de tiempo sobre la barriga -puede ser en el suelo- sobre un tapete con texturas, que ofrezca estímulos al tacto y a la vista para que el niño o la niña se sientan motivados a explorar y a moverse, ayudando así a su motricidad gruesa.
A algunos bebés que se les dificulta estar en la barriga mucho tiempo se les puede dar una ayudita extra poniendo un rollito pequeño debajo de sus brazos, esto les da un poco de soporte sin eliminar el esfuerzo que deben hacer con los músculos de su cuello para levantar la cabeza y observar el entorno.
Juguetes: tapetes coloridos con texturas diferentes y accesorios como espejos irrompibles y cascabeles; sonajeros de mano o pie; móbiles y juguetes musicales.
Seis a nueve meses
En esta fase tu bebé ha desarrollado mucho más sus sentidos y puede ver y escuchar mejor. Tendrá cada vez más interés en los rostros de las personas y en las figuras definidas, por esto, en esta etapa el contacto visual con tu bebé, el hablarle, cantarle e imitar sus gestos esperando su reacción y celebrándola, lo mantendrá muy entretenido y sobre todo, será un gran entrenamiento de sus futuras habilidades sociales.
Como lo explica la terapeuta Diana Ramírez, el bebé también empieza a descubrir el fenómeno de causa y efecto. Imagina la emoción de descubrir que si agita un cascabel escuchará el sonido; o que si pone una bolita en un determinado lugar, ésta saldrá por otro lado.
Aquí viene el clásico juego de las escondidas, y para ello no es necesario ningún juguete: apenas un objeto que puedes esconder debajo de una cobija o puedes hacerlo jugando a aparecer y desaparecer detrás de la puerta. Te garantizamos que tú y tu bebé tendrán momentos memorables con esta actividad básica pero maravillosa.
Este es un excelente momento para darle al cerebro de tu bebé información valiosa a través de las texturas. ¿Eres una mamá preocupada en exceso por los gérmenes? Bueno, nadie puede culparte por preocuparte por la salud de tu bebé, pero no hay que exagerar: tal como lo recomienda nuestra experta invitada, es importante que tu bebé juegue en el pasto y sienta su textura, que coja con sus manos la arena y que pueda conocer las texturas de los alimentos, así se arruine ese hermoso traje que le regaló la abuela.
“Los bebés que no tuvieron la oportunidad de comer con las manos en un primer momento, sino que desde el comienzo les dieron una cuchara, pueden ser niños que más adelante tengan dificultades con el agarre del lápiz o con el manejo de texturas. Es importante que se le permita al bebé jugar un poco mientras come, experimentar las texturas, llevarse la comida a la boca con la mano. Después sí podemos introducir la cuchara, todo esto hace que haya una mejor coordinación ojo-mano”, expresa Ramírez.
La mayoría de los bebés empiezan la dentición en algún momento de este período. Juguetes para la dentición con texturas que ayudan al bebé a rascarse la encía o que se pueden enfriar para mayor alivio son recomendables en esta fase.
A esta edad, los bebés suelen amar la hora del baño y hay infinidad de accesorios para hacer este momento mucho más divertido. Se pueden usar los clásicos animalitos, como el patito de hule, pero se recomienda que no tengan huecos para que el agua no se acumule adentro y no se llene de moho. Prácticamente cualquier vasija pequeña sirve para que el niño descubra como llenar y vaciar el líquido.
Juguetes: todo lo que sea muy colorido atrapará la atención de tu pequeño. Puedes usar marionetas de dedos para contar historias y son especialmente útiles los libros de tela con imágenes coloridas y de gran tamaño. También se recomiendan los bloques para hacer torres, los apilables de enroscar para ayudar en su coordinación viso-motora y ganan total importancia los juegos que muestren causa y efecto, como bolas, carritos y objetos encajables.
Nueve a doce meses
Tu bebé está a punto de convertirse en un ser mucho más independiente, explorador e inquieto. Algunos de ellos empiezan a gatear a los siete, ocho o nueve meses y a caminar entre el año y los 18 meses. Sin embargo, no te inquietes ni te obsesiones con que tu bebé haga cada cosa según lo dicen los libros o los expertos. Lo importante es que veas el progreso de tu pequeño a medida que pasa el tiempo.
A esta edad, los bebés adoran explorar. Gatean y llegan a lugares de la casa que antes eran inalcanzables, así que prácticamente convertirán en juguete todo lo que esté a su alcance. Es importante que recorras tu casa con ojo crítico para hacerla más segura a tu pequeño explorador, pensando en las esquinas de los muebles, los cajones, las puertas y los enchufes.
Al mismo tiempo, es una gran idea dejarle experimentar con los objetos de la casa que sean seguro, por ejemplo, tu bebé puede tener acceso a un gabinete de la cocina donde no haya peligros y del que pueda sacar todos los envases de plástico; o puede jugar a meter y sacar toda la ropa de un cajón. Y bueno, el clásico de clásicos: puede convertir una simple caja de cartón en una cantidad inimaginable de juguetes a los ojos de su joven imaginación.
Juguetes: Cubos o esferas para armar y encajar unas dentro de otras, con diversos colores y formas: nada más divertido que armar una torre y luego, derrumbarla. Muñecos de felpa o pequeñas cobijitas considerados por los psicólogos como “objetos de transición”, que ofrecen al bebé cierta seguridad en este proceso de crecimiento; mesas de actividad, con diversas opciones para jugar y que hacen que el niño o niña quiera estar más tiempo de pie y desee caminar alrededor de ésta.
En conclusión, la terapeuta Diana Ramírez explica que más que juguetes los niños necesitan oportunidades para jugar y desarrollar sus habilidades motrices, sensoriales y sociales. A medida que crecen, los niños necesitan ir al parque, jugar con otros niños, usar su imaginación para utilizar objetos como juguetes, emprender juegos en los que asuman diversos roles y tengan que negociar con sus compañeritos las reglas de un juego, la frustración de que las cosas no sean como ellos quieren y la alegría de lograr algo juntos